lunes, 23 de junio de 2014

Decálogo de buenas prácticas del oficio de Poeta

“Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias,
o como pasas de higo. Un cutis de durazno, o de papel de lija. Le doy
una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento
afrodisíaco, o con un aliento insecticida. 
Soy perfectamente capaz de soportar,
una nariz que sacaría el primer premio 
en una exposición de zanahorias. Pero
eso sí, y en esto soy irreductible, no 
les perdono bajo ningún pretexto,
que no sepan volar. Si no saben volar 
pierden el tiempo conmigo.”
                                                                       Oliveiro Girondo



1º El poeta nunca miente, siempre dice la verdad

El escritor fabrica en su texto un conglomerado de frases que son siempre originales y plasman la visión objetiva de la realidad. La ficción es cosa de cobardes. Así bien, no se habrá de incluir en el escrito ningún mensaje soterrado ni cualquier apreciación personal. El subterfugio textual es también cosa de cobardes. Por lo tanto, el resultado de la producción literaria debe ser una mera plasmación de la realidad, ornamentada o sin ornamentar. Veamos un ejemplo:

Ejemplo de lo que SÍ debe hacerse en lo relativo a la aplicación de la objetividad en pos de la búsqueda de la pureza y verisimilitud de la literatura:

- En los tejados del pueblo hay una gata italiana, de padre napolitano y madre calabresa. Aun en la distancia maúlla buscándome y yo la busco queriendo encontrarla. No comprendo su idioma, ella una gata y yo un perro, así que simplemente me limito a escuchar en la noche su maullar napolitano, siempre en la distancia.

Ejemplo de lo NO debe hacerse:

- En los tejados del pueblo hay una gata de orígenes inciertos, hay quien afirma que llegó en un bajel pirata, hay quien dice que simplemente apareció entre la niebla. Aun en la distancia maúlla buscándome, ella dice que no, yo digo que tampoco, pero los dos hablamos italiano y conocemos el doble sentido de las palabras. No hay forma de mentir cuando hablan las manos.




2º El poeta es un ser ordenado que atiende a horarios y razones

El escritor vive en la rutina como pez en el agua. Es un ser metódico que no improvisa y no deja nada al azar. Si escribe es porque previamente ha realizado un trabajo de preparación del tema a desarrollar y nunca, nunca, la producción es fruto de golpes de tinta en el papel que se van escapando de la cabeza. Nunca deja nada a medias y prefiere trabajar poco a poco el texto a mandar el mensaje fuese de la forma que fuese. Veamos un ejemplo:

Ejemplo de lo que SÍ debe hacer un buen escritor que cuida el estilo, la forma y el fondo:

- La gata napolitana es una especie poco ordinaria. Habita en la región de la Campania y su pelaje suele ser comúnmente pardo. De tamaño pequeño en comparación con las de su especie, la gata italiana suele ser eventualmente agresiva. El comportamiento social de este tipo de gata en colonia suele ser anómalo, resultando cuanto menos digno de investigación.

Ejemplo de lo que NO debe hacer un buen escritor que cuida el estilo, la forma y el fondo:

- La gata es un animal fiero. De uñas afiladas y dientes como puñales. Insegura como pocas pero valiente si la situación lo requiere. Siempre pensé que era un animal mitológico, algo así como una suerte de Ave Fénix, un unicornio o un perro verde. Ahora sé que es tan frágil como fuerte intenta parecer.




3. El poeta tiene claras sus obligaciones y preceptos morales y éticos

El escritor nunca atentará contra el buen gusto, el civismo, las leyes del hombre (morales o éticas), la palabra de Dios o cualquier cosa que le haga acabar siendo considerado como un subversivo, un provocador o un pecador. Tomará parte del lado más justo en las contiendas y vivirá en perfecta armonía con su sociedad. Veamos un ejemplo:

Ejemplo de lo que SÍ  debe hacer un buen es escritor a la hora de guardar su alma y espíritu

- A menudo salgo por las noches a buscar a la gata napolitana. Ella está lejos, lo sé, pero a veces la siento cerca y le digo "No te acerques, imagínate que dirán si nos ven juntos". Me limito a observarla en la lejanía, sé que pasa el tiempo y con el tiempo se nos va la vida pero estaría mal hacer lo que quiero, estaría mal rajar los cánones sociales y estaría mal prender fuego a lo que me rodea. Entonces pasa el tiempo y ya no veo a la gata de Nápoles y sigo buscando algo que no sé qué es.

Ejemplo de lo que NO debe hacer un buen escritor a la hora de guardar su alma y espíritu

- Otra vez he hecho lo que he querido, he roto la baraja y creo que he matado al arbitro de la partida. Incluso empiezo a pensar que una de las saetas que lancé contra el mundo alcanzó a Dios y también lo he matado. Entonces miré a los ojos a la gata, ella me miró con los ojos entrecerrados, y le dije "ya ves, ésto es lo que hay". La ciudad ardía fuera de la habitación y los gatos comunes intentaban huir del infierno provocado por mis actos. Dije "Yo no soy un gato, soy un perro". La gata asintió.




4. El poeta es un ser humilde y trata a los demás por igual

El escritor es un hombre sencillo y humilde, simple en sus actos y en sus decisiones. Pasa por la vida sin hacer más ruido que el que sus zapatos provocan al pisar. No molesta a nadie y sus elecciones son inadvertidas por el resto del mundo. Es si acaso un ejemplo en su trato a las personas y todo le importa. Tranquilo y sosegado no es para nada agresivo ni malhumorado. Es un santo.

Ejemplo de lo que SÍ un buen escritor debe hacer con respecto a su ego y a la repercusión de sus actos

- La gata napolitana trepa todas las noches hasta los tejados más alto de la capital de virreinato. Allí la observo por curiosidad pero no la molesto, mejor para los dos. Ella afila sus garras contra un árbol y yo pienso que lo mejor para el mundo es que la deje en paz, ella no se distrae por mí yo no me distraigo por ella, pero todo es falso. Ella me mira de reojo y yo la miro de reojo, ella me dice que cogerá el tren para venir a verme y yo le digo que cogeré el tren para dejar la ciudad el día que venga. Mis palabras son sinceras, o no, cuando le digo que cojamos el camino más fácil y demos vueltas en círculos, cada uno en su lado, cada uno en su ciudad.

Ejemplo de lo que NO un buen escritor debe hacer con respecto a su ego y a la repercusión de sus actos

- La gata napolitana trepa todas las noches hasta mi ventana, lo va rompiendo todo a su paso. Rompe macetas, rompe cristales, tendederos y adornos varios. Aun así se jacta de su habilidad trepadora. La noche nos cubre, la luna de Nápoles y las estrellas de Calabria, pero el sol nos tiene en busca y captura. La distancia entre dos no son nada cuando el tiempo y los metros no importan. Yo hundo mis manos en su pelo, que es como deslizar los dedos entre las olas del Atlántico, y ella, tan lejana hacia el norte del antiguo virreinato, sonríe y apoya su cabeza en mi regazo. Luego duda, y se pregunta qué será de nosotros si la guardia napolitana nos intenta alcanzar, yo vuelvo a reír y exclamo "¡Soy un perro andaluz!".  Después llora, y de las lágrimas surge un ataque de felicidad y sus garras se clavan en mi costado. Me dice que se siente en problemas, yo le digo que yo no seré un problema, que mi puerta está abierta a todas horas para ella, cómo no. Pero al final ella amanece en Nápoles y yo, mucho más al sur, en Calabria.




5. El poeta no deja nada a medias
El buen escritor...




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