viernes, 30 de agosto de 2013

Mientras duermes

Hay días que duran minutos y hay otros que duran años. Lo cierto es que un tercio de la vida de un hombre se va entre las sábanas mientras damos vueltas por el infinito. Morir en la noche y resucitar al alba para empezar otro día que, componiéndose de veinticuatro horas, no sabremos cuanto será su duración real. Por lo tanto uno debe pensar que dormir no es más que la mayor perdida de tiempo de la vida de un hombre por acto necesario y placentero que sea. 

Al final, haciendo cuentas con el tiempo que se pasa en la cama, con el que transcurre trabajando y con los gastos en minutos derivados de ambas acciones, resulta que el hombre, por lo general, se limita a sobrevivir al reloj.

Mientras duermes


Mientras duermes
se acaba la vida,
se pasan las noches,
los recuerdos se avivan.
Mientras duermes
das vueltas en la cama
y entretanto se van los años
añorando lo tenido,
lo vivido, lo servido,
lo bueno y lo malo.
Mientras duermes
se acaba la vida,
se cuecen los sueños,
se apaga el incendio
de un día que se ha ido,
de un día que la historia
ha engullido y como los otros
ha desaparecido,
igual que tú, igual que yo,
igual desapareceremos
cuando hallemos paz
entre el polvo y la tierra,
quizás mañana o quizás pasado.

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